El dia comenzó bastante tarde, pero por suerte la amiga Pauly se ofreció a preparar el almuerzo dominical. Acepté gustoso y para ser sincero no hice mucho por llevarle la contraria; tan solo Javier se sintió confundido entre el ser y el deber ser y dando vuelta sin sentido opto por no resistirse y se entregó a su naturaleza y tampoco hizo nada.
El almuerzo quedó exquisito, fue como un popurri de lo que tenía en mi hogar, excepto los caracoquesos...ya les diré por que.
Luego de que la Pauly terminara de lavar los platos y de echar la talla un ratito con nosotros, los chiquillos se fueron calabaza calabaza y eso sería lo de este día..el carrete del día anterior nos tenia a todos "en rodaje".
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