lunes, 24 de diciembre de 2007

Un cuento de navidad....Parte I

Antes de cerrar transmisiones por el día de hoy quiero contar lo que habría sido (ficticiamente) la participación de los artistas el día en el que el Niño Dios llegó a la Tierra. Imagino a Javier en sus últimos años de vida (40 aprox porque dice que va a morir joven) con una niña en sus faldas contandole la historia de la Navidad, mientras nosotros tratamos de acertar a la edad exacta de la muchacha pero coincidiendo que no supera los 18 años, y probablemente le relataría algo asi.....

"El pastor Javier se encontraba en sus labores, que no consistían mas que en estar con su baston y mirar los borregos... a veces tambien fuma, pero sobre todo pensaba muchas cosas, y entre que cuidaba a los borregos soñaba con conocer al mesías, y también agarrarse a una buena cananea.


Esa noche, y en ese mismo campo se juntaría con su grupo de amigos como hacía tiempo no lo hacían, dado que todos ellos realizaban distintas labores. Asi por ejemplo estaba el músico Pablo que recorria Judea y Galilea tocando bellas melodias con su....arpa (no se que instrumentos había en ese tiempo, en todo caso el arpa era como el que usan lo ángeles, bien bisexual); el esforzado Patricio que estudiaba las sagradas escrituras y que deseaba ser mas adelante un Maestro de la Ley, quien era el único circuncidado y por lo mismo el único que cumplia con la Alianza que Dios había celebrado con Abraham, lo que no dejaba de recordar cada vez que se embriagaba con sus amigos y, a pesar de la forma, era muy respetado por ello.

El buen Muñoz (no diré Xto para no confundir al Xto de los Hombres con el Xto de los artistas) que se dedicaba a las cosas de los astros y las estrellas (Xto, la fisica en mi mente aparece con Newton, nada personal) y cuyos trabajos, si bien brillantes tenían un gran costo y con pérdidas humanas incluso, como cuando intentó demostrar que los peatones eran imprudentes al atravesar las calles de Belen, provocando la muerte de 5 samaritanos. Finalmente estaba el fértil Andrés, el único que vivía en la capital, Jerusalem, que ya a sus 23 años tenía 3 hijos que alimentar, por lo que además de la sanación de enfermos, en secreto debía por las noches dedicarse al antiguo oficio, siendo requerido por varios soldados del imperio romano que se encontraban en la Palestina. No obstante ello, Andrés siempre trajo el Pan a la casa para sus hijos y su mujer, esperando terminar pronto con aquel oficio.

Estos muchachos se reunieron aquella noche, la noche de navidad, sin saber lo que les esperaba....a tomar, y a recordar sus años en Galilea, cuando se sentaban a hacer absolutamente nada y lo disfrutaban. Ya bastante ebrio, Javier mira afuera de su choza y con su bastón al cielo señala: "Wnes, esa estrella, no la había visto antes"

1 comentario:

Anima-la dijo...

wuaaaaaaaaaaa q buenoooooooooooo